Pitágoras suponía que las estrellas estaban fijadas a una esfera de cristal que daba diariamente una vuelta sobre si misma en torno a un eje que pasaba a través de la Tierra y que los siete planetas -Sol, Luna, Mercurio, Marte, Júpiter, Venus y Saturno- estaban cada uno anclado a su propia esfera móvil. Esta idea, que se convertiría en la teoría del movimiento de los cuerpos celestes, fue el fundamento de la astronomía hasta el siglo XVI y por tanto cada uno de ellos emitia su propio sonido y las notas musicales que creaban lo que él llamó la armonía de las esferas.
Pitágoras consideraba que la esencia última de la realidad se expresaba a través de números. Los números eran el medio para percibir lo que de otra forma podría permanecer inalcanzable tanto para el intelecto como para los sentidos. A Pitágoras se le ha atribuido el descubrimiento de las proporciones de los principales intervalos de la escala musical. Para sus seguidores, los pitagóricos, las distancias entre los planetas -las esferas- tenían las mismas proporciones que existían entre los sonidos de la escala musical que eran considerados entonces como "armónicos" o consonantes. Cada esfera producía el sonido que un proyectil hace al cortar el aire. Las esferas más cercanas daban tonos graves, mientras que las más alejadas daban tonos agudos. Todos estos sonidos se combinaban en una hermosa armonía: la música de las esferas.
La música cósmica se produce porque los cuerpos celestes, al ser de tamaño tan grande y moverse a velocidades gigantescas, emitían un conjunto de sonidos de la misma manera que los cuerpos terrenales producen vibraciones cuando se mueven en el aire, como por ejemplo las velas de un barco cuando suenan con la brisa. Pero los hombres no pueden escuchar la melodía del barco cósmico porque han crecido acostumbrados a ella, lo mismo que el herrero se ha acostumbrado al ruido de sus martillos. Además, los cuerpos celestes que giran sin tregua en sus órbitas circulares, producen permanentemente armonías, de modo que al no haber intervalos de silencio no se puede apreciar la música cósmica. Es decir, el sonido armonioso de las esferas nos es congénito, pero no lo podemos oír ya que el sonido y el silencio se perciben por mutuo contraste. En realidad la música de los hombres no es más que un eco de la Música de las Esferas, pero su instinto innatoque hace que su alma resuene con la música, le proporciona un indicio de la naturaleza de las armonías matemáticas que se hallan en su fuente cósmica. El sonido emitido por cada esfera corresponde a un tono diferente de la escala musical, dependiendo de los radios de sus órbitas como los tonos musicales emitidos por la cuerdas dependen de su longitud.
Las matemáticas y la música se unen en el concepto pitagórico de armonía que significa proporción de las partes de un todo. Cabe destacar que Pitágoras fue el primero en llamar Cosmos al conjunto de todas las cosas, debido al orden que existe en éste .Este orden por el que se rige el Cosmos es dinámico: El universo está en movimiento, es el movimiento de los astros y de las fuerzas que los mueven, que se ajustan en un Todo Armónico. Así, si el Cosmos es armonía, por lo tanto el alma es armonía. Para los pitagóricos las matemáticas y la música que se aprende por los ojos y por los oídos, constituyen los dos caminos para curar el alma. "la tonalidad del universo es armonía y número". El número, alude al aspecto visual, geométrico y astronómico de los cuerpos del Cosmos. La armonía alude al sonido de los instrumentos afinados que hacen del Cosmos una orquesta sinfónica.La música puede restablecer la armonía espiritual. El vínculo de la música con la medicina es muy antiguo, y la creencia en el poder mágico-encantador, y con frecuencia, curativo, de la música, se remonta a tiempos anteriores a Pitágoras. La música era admirada y llamada purificación, por eso los pitagóricos purificaban el cuerpo con la medicina y el alma con la música. Por lo tanto se establece un lazo indisoluble entre salud y música, ya que las notas musicales producen armonía y orden, tanto en el cuerpo como en el alma.
También Platón cuando, en Epinomis, declaró que los astros ejecutan la mejor de todas las canciones. Cicerón también se refirió en el canto de Escipión a ese sonido tan intenso como agradable que llenaba los oídos y que se originaba en las órbitas celestes, reguladas por intervalos desiguales que originaban diferentes sonidos armónicos.
Ahora, un satélite enviado al espacio, en abril de 1998 por la NASA, el Transition Region and Coronal Explorer (TRACE), ha encontrado las primeras evidencias de música originada en un cuerpo celeste, tal como habían imaginado los pitagóricos primero y Kepler más tarde.
Según este descubrimiento, la tradicional música de las esferas consiste en realidad en un "ultrasonido solar" que interpreta una partitura formada, según el satélite de la NASA, por ondas 300 veces más profundas que el sonido de la más profundas vibraciones audibles por el oído humano, con una frecuencia de 100 mili Hertz en periodos de 10 segundos. Un hertz es la frecuencia de un fenómeno periódico cuyo periodo es 1 segundo.
Por lo que podemos comprobar que las investigacones de Pitágoras así como Platón y seguidores eran totalmente reales y que por tanto se comprueba la existencia de música en el cosmos.
1 comentario:
Tiene muy buena pinta el blog. Tengo que leerlo y disfrutarlo.
Te pega mucho la tematica con ese neptuno en casa uno.
Un saludito :)
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